El cuerpo debe ser escuchado

El cuerpo debe ser escuchado

El 8M será otro día de movilización, denuncia y reivindicación del rol de las mujeres en la historia, la política y la cotidianeidad del siglo XXI. Adrienne Rich, una de las poetas capitales en la temática feminista, es un buen ejemplo para resignificar el sentido de la lucha y evidenciar la opresión del sistema patriarcal. Violencia masculina que en estos últimos tiempos generó la cifra escalofriante de una mujer muerta cada 18 horas.

El orden del discurso
Cuando casi todas las variantes enunciativas que comprenden al discurso social, con sus particularidades científicas, políticas y culturales, no pueden pronunciar o explicitar el estado de emergencia de ciertas subjetividades ―las cuales se hallan referidas en un relato―, es posible que los agentes que las formulan se comporten, según las relaciones sociales y el funcionamiento del campo intelectual, como fomentadores de procesos creativos e imaginarios radicales que cimienten nuevas significaciones, o como clausuradores de las alternativas innovadoras. En consecuencia, sea a través de la retórica hegemónica, sea a través de la pasión de lo real que se imprime sobre los cuerpos, el objetivo proyectado es el de hacer sentir el efecto del poder a los que osan, o se aventuran, en pensar y pensarse fuera del orden del discurso.
Ha sido así a lo largo de la historia. De modo encubierto siempre ha operado la persecución y el control de los sujetos; coartando, muchas veces, su posibilidad de expresión. A esto lo puso en evidencia Michel Foucault en sus estudios sobre la locura y la sexualidad. Pues, detectó la genealogía del poder y fue desenmascarando una serie de lugares comunes y de verdades a medias que circulaban tanto en la opinión pública, la academia y la arena política. El pensador francés le arrancó la venda a la legislación (manipulada por el poder) que acometía con la domesticación de los pueblos, de los individuos, en definitiva. Sus estudios atenuaron las normas que vigilaban y castigaban al que asediaba el orden de la élite.
En ese sentido el arte siempre fue y será una vía o un intersticio desde donde es posible elaborar otra mirada, otra lectura del mundo, y, por ende, fundar y establecer un contradiscurso. El conocimiento de ese cuadro de situación permitiría desmontar varios preceptos y mandatos que se inculcan desde la infancia. Pierre Bourdieu resalta que las elecciones o preferencias intelectuales de la vida adulta, de alguna manera, están predeterminadas e inculcadas desde la formación más temprana, partiendo desde el hogar familiar hasta la escuela.

Complejidad de los géneros
Mucho más problemática, que la cuestión referida, es si nos referimos a los géneros ―no a los géneros literarios―, sino a los que comprenden al hombre y a la mujer. Es una discusión que viene desarrollándose, con mayor intensidad, desde el siglo pasado, pero que tuvo anteriormente otras posturas, en reconocidas precursoras. Se destacan Olympe de Gouges, que redacta en 1791 la “Declaración de los derechos de la mujer y de la ciudadana”; Mary Wollstonecraft, que escribe en 1792 la “Vindicación de los derechos de la mujer”; o las militantes políticas Clara Zetkin, que incide que a partir del 8 de marzo de 1911 sea declarado “Día Internacional de la Mujer” o “Día de la Mujer Trabajadora”, en conmemoración de las 129 mujeres fallecidas en el incendio de una fábrica en Nueva York (el 8 de marzo de 1909), y Alexandra Kollontái, que impulsa la inclusión de los derechos igualitarios para las mujeres en los apostolados de la revolución rusa de 1917.
Sin embargo, a pesar de estas luchas, la omnipresencia del patriarcado en la cultura occidental y su voluntad de dominio sobre lo femenino trasciende a toda expresión artística y científica, contaminando, a su vez, a la vida y a los oficios. Para el historiador Luis Vitale, la opresión de género no existía en la prehistoria porque ambos sexos realizaban las mismas tareas; y afirma que “los primeros síntomas de opresión comienzan a manifestarse en la división del trabajo por sexo.”

El cuerpo es biopolítico
Adrienne Rich, poeta y teórica feminista, refirió (allá por) 1968 que “El instante en que un sentimiento penetra en el cuerpo: es político”. El poema, como catalizador de la sensibilidad y refracción sociocultural, pasa a ser una interpretación de la realidad; la vida una continuación y una comunicación con el arte. Entonces el amor, la palabra, la política dejan de ser preocupaciones fragmentarias. A la sazón, lo personal se hace político, lo colectivo se hace político y, por sobre todo, la mujer se hace ―indiscutiblemente― política.
Se puede contraponer lo que Luis Vitale resalta ―que en la prehistoria las actividades era una práctica conjunta, pero que los tiempos modernos afectaron esa relación, pues la división del trabajo por sexo lo que hizo fue consolidar el dominio del patriarcado― para ampliar las opciones de un tema complejo. No obstante siempre hay excepciones a las reglas (artificios para vulnerar el orden del discurso decretado por los hombres), y una de ellas las encarna Oswald de Andrade, cuando desde los manifiestos antropofágicos pondera y reclama una vuelta al matriarcado (de Pindorama). Un regreso al matriarcado que no debe confundirse con el dominio del mundo por las mujeres, sino a toda la relación ritual con que se organiza una comunidad que tiene como eje lo femenino. Esta lucha se encuentra representada, según el poeta brasileño, entre la cultura antropofágica y la cultura mesiánica. La primera sería conducida por las mujeres y la otra ha sido la que impuso ―desde Esquilo hasta ahora― el hombre. Una parte de esta concepción se puede rastrear en el artículo “Variaciones sobre el matriarcado”, publicado en el diario O Estado de Sao Paulo (1953).

El hombre carnavalizado
Y siguiendo con estas consideraciones, podríamos decir que la respuesta a la metáfora femenina elaborada por hombres fue construyendo a su vez otro discurso ―como apunta la poeta Alicia Genovese―; un discurso de mujer que podría seguirse a través de diferentes voces. Por ejemplo, Rosario Castellanos titula su obra poética Poesía no eres tú, a modo de devolución lúdica e invirtiendo el “significado” que les propinara a las mujeres hace poco más de dos siglos Gustavo Adolfo Bécquer (Rimas, “21, XXI”). La poeta y ensayista Adrienne Rich, en su libro The Dream of a Common Language / El sueño de un lenguaje común (New York: W. W. Norton & Company, 1978), nomina a un capítulo como “Veintiún poemas de amor”, en obvia alusión a los Veinte poemas de amor y una canción desesperada, de Pablo Neruda. Al deconstruir el sentido de una de las tantas líneas de la obra del poeta chileno (“Me gustas cuando callas porque estás como ausente…”), le presenta batalla al patriarcado y cuestiona, a su vez, la tradición literaria, notablemente masculina. Con dicho ejercicio sentencia que la mujer no debe callarse. Rich busca devolver su valor a la deslegitimada palabra de las mujeres y, según Paula Jiménez, “logrará refundar un mundo en decadencia, un lenguaje que reflejará una cultura no esclavista ni opresora”.
Podríamos citar a diversas autoras que se han posicionado en defensa del género, como Simone de Beauvoir, Luce Irigaray, Hélène Cixous, Judith Butler, Elisabeth Bishop, Anne Sexton, Diana Bellesi, Macky Corbalán, Laura Piñero, María Herminia y María Silvia Di Liscia, entre muchas. Justamente Hélène Cixous resalta que “la escritura femenina debe romper con la tradición del pensamiento logocéntrico basado en oposiciones binarias”. La forma de ruptura es la de volverse hacia el cuerpo ―resalta Genovese―, hacia la sexualidad femenina que la sociedad patriarcal (o sea, nosotros, los hombres) ha reprimido instalando la censura, la culpa y la violencia. En la escritura la mujer debe regresar al cuerpo, reconocerlo, escuchar sus propios deseos. Por eso Cixous dirá: “Escríbete: tu cuerpo debe ser escuchado”.

El cuerpo escuchado
Adrienne Rich, que integró la gran generación de poetas post Segunda Guerra Mundial, y es, junto con John Ashbery, una de las sobrevivientes vitales de ese grupo, comprendió ese malestar manifiesto tanto en el cuerpo femenino como en el cuerpo social. Sus inicios poéticos fueron precoces (se graduó en Radcliffe en 1951, el mismo año en que Auden la eligió para la serie de Yale Younger Poets), pero sus escritos eran lo suficientemente convencionales en términos de estilo, pudiendo situarla dentro del linaje de los poetas modernistas anglo-estadounidenses. Sin embargo, una carrera poética que se desarrolla dentro del canon (determinado por los hombres), así como considerarse una mujer de clase media en 1950 en Norteamérica, preocupaban cada vez más a la poeta nacida en Baltimore (1929). Tanto sus pensamientos como sus sentimientos de mujer y poeta ya no encajaban con las expectativas del mundo y, específicamente, de ese mundo en el que vivía cotidianamente. Entonces, a medida que la brecha entre interior y exterior se fue ampliando, Rich se convierte (ella misma se describe en un momento como si hubiera quedado “paralizada” ante esa crisis), y emerge fortalecida, con una voz poética que redefine la producción literaria y ensayística del feminismo norteamericano.

“An atlas of the difficult world II”

Here is a map of our country:
here is the Sea of Indifference, glazed with salt
This is the haunted river flowing from brow to groin
we dare not taste its water
This is the desert where missiles are planted like corms
This is the breadbasket of foreclosed farms
This is the birthplace of the rockabilly boy
This is the cemetery of the poor
who died for democracy This is a battlefield
from a nineteenth century war the shrine is famous
This is a sea-town of myth and story when the fishing fleets
went bankrupt here is where the jobs were on the pier
processing frozen fishsticks hourly wages and no shares
These are other battlefields Centralia Detroit
here are the forests primeval the copper the silver lodes
These are the suburbs of acquiescence silence rising fumelike from the streets
This is the capital of money and dolor whose spires
flare up through air inversions whose bridges are crumbling
whose children are drifting blind alleys pent
between coiled rolls of razor wire
I promised to show you a map you say but this is a mural
then yes let it be these are small distinctions
where do we see it from is the question

“Un atlas del mundo difícil, II”

He aquí un mapa de nuestro país:
aquí está el Mar de la Indiferencia, barnizado de sal
Este es el río maléfico que fluye de la frente a la ingle
agua que no nos atrevemos a probar
Este es el desierto en el que se han plantado misiles como bulbos
Este es el granero de las granjas hipotecadas
Este es el lugar donde nació el chico rockero
Este es el cementerio de los pobres
que murieron por la democracia Este es el campo de batalla
de una guerra del siglo diecinueve el sepulcro es famoso:
Esta es la ciudad marina de mito e historia cuando las flotas pesqueras se arruinaron
aquí es donde había trabajo en el muelle
congelando pescado en trozos paga por horas sin dividendos
Estos son otros campos de batalla Centralia Detroit
aquí están los bosques primitivos los filones de cobre de plata
Estos son los suburbios del consentimiento el silencio se eleva como el humo de las calles
Esta es la capital del dinero y del dolor; sus pináculos
estallan en el aire caliente, sus puentes se desmoronan
sus hijos van a la deriva por ciegos callejones confinados
entre alambres de espinas enrollados
Prometí mostrarte un mapa y dices pero esto es un mural
entonces bien, déjalo estar son pequeñas diferencias
la cuestión es desde dónde lo miramos

de An Atlas of the Difficult World / Un atlas del mundo difícil (New York: W. W. Norton & Company, 1991); en Poemas (1963-2000), Ed. y trad. María Soledad Sánchez Gómez. Sevilla: Renacimiento, 2002.

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Descripción del Autor

Sergio De Matteo

(Santa Rosa, La Pampa, 1969). Poeta, ensayista y periodista cultural. Ha publicado las plaquetas Soles violentos (1995); Absurdo / Absoluto (1996); y los libros Ozono (1997); Criatura de mediación (2005); El prójimo: pieza maestra de mi universo (FEP, 2006) y Diario de navegación (2007). Es presidente de la Asociación Pampeana de Escritores y dirige el programa radial “El estado de las cosas”.