Compartimos cinco poemas de Natalia Salvador (Comodoro Rivadavia, 1974), poeta, narradora, profesora de teatro y titiritera.
Una seña
Esa lengua
se sale de sus límites
prueba el mundo
y el mundo está
en ella
trazos líneas puntos
que cada día son distintos
¿contará sus viajes?
¿cambiará de noche
o de mañana?
¿se repetirán sus líneas?
Esa lengua
¿nombrará sus trazos?
Enumeración
Una tarde al pie de la puerta
esperando con la muñeca en la mano
Un laberinto de árboles y carteles
Una risa contenida entre ranitas húmedas
Una tristeza de la noche que apura el final del juego
Una oscuridad de bullicio y bichos
Tu mano llevándome el miedo
Un gatito que jamás vi crecer
Unos raspones que arden en la memoria
Una abuela que todavía escucho rezar
Un rincón al viento que nos acercaba
Un zanjón que cruzamos a otro mundo
Unas masitas tan ásperas
Escribo nombro
enumero cosas
que dicen
lo imposible.
Distancia
Anda por la casa
sola
a veces la llamo
le invento nombres
eufemismos sonsos
igual no responde
nunca
Quiero darle la bienvenida
agradecerle
Quiero que se vaya de una vez
y no vuelva
Cuando me mira fijo
a los ojos
no me queda otra que
sostener temblando la mirada
a ver qué se le ocurre
a la desgraciada
Ojalá fuera conejo
una sabría cómo tratarla
Ha venido a instalarse
y no sabemos cómo
llevarla
La indiferencia en este caso
no mata
las estampitas y velas
no funcionan
no entiende de
hierbas o palmadas
Lo peor es que nos vamos
acostumbrando
la rutina de estirarse
mientras el mate
sacudirnos de risa
y de llanto
Voy a abrir puertas
y ventanas
que el viento se lleve toda
tristeza
entren abejas y libélulas
moscas negras azules
bichos de arroz
alacranes por qué no
hojas de roble de higuera
manzanas con gusanos ciruelas
¡vamos a vivir
como si todo!
Corte
Por alguna razón yo estoy
en este lugar y escucho
adentro mío una mariposa
negra que aletea
en la sangre
con una respiración que
también es mía
y un zumbido que crece
retumba entre los dedos
no es de otro
no el de cualquiera
es su propio zumbido
Ante un sonido así
siempre me abandona la incertidumbre
de que la muerte
es más ruidosa que un aleteo.
Fotograma 1
Todo de aquella noche
tengo
El olor de los jardines
de un lado
y del zanjón
del otro.
Luces embichadas y no
estrellas por todos lados
como lamparitas colgando
de quién sabe qué clavos.
Las piedras me hacen
tropezar
pero tu mano
tu mano tiene el
reflejo exacto
para no dejarme
caer.
No sé todavía
por qué tanto miedo a la noche.
Pasa un auto despacio
los demás están adentro
ningún ladrido,
sólo nuestras sombras
agarradas a cada paso.
Todo tengo
menos
tu voz.
Natalia Salvador (Comodoro Rivadavia, Chubut, 1974). Profesora de teatro, narradora oral y titiritera. Con el grupo de teatro independiente Teatrapo ha realizado espectáculos de títeres y narración oral para niños y adultos. Ha investigado sobre el movimiento de la narración oral en Colombia (beca Cultura Nación), sobre la narración oral vinculada a la memoria en Chubut (beca grupal FNA), y sobre el teatro para niños en Chubut (beca INT), difundidas en distintas jornadas y publicaciones. Integra el equipo de investigación Cartografías culturales y literarias de la Patagonia y de América Latina, dirigido por Luciana Mellado. Coordina el taller de narración oral Palabras Abiertas en la Biblioteca Municipal desde el año 2010. Se ha desempeñado como docente, acercando a niños, adolescentes y adultos al teatro, la narración oral y los títeres. Integrante del Colectivo Artístico Peces del Desierto desde sus inicios. Publicó poemas en la plaqueta Vuelo de Pez No 1 (2011) y en la plaqueta Peces del desierto No 10 (2017).