Centenario del nacimiento de Olga Orozco

https://www.excentrica.ar/wp-content/uploads/IMG_1579-scaled.jpegCentenario del nacimiento de Olga Orozco

Olga Orozco y una obra que es un paraíso, o un jardin, que germina, además, en otras creaciones. Anotaciones, diálogos e intertextos.

Distintas instituciones gubernamentales y asociaciones tenían planificados para este 17 de marzo recordatorios por el centenario del nacimiento de la poeta y periodista Olga Orozco, pero debido que no pueden realizarse actos o actividades con mucho público por el coronavirus debieron suspenderse o postergarse para otra fecha.

Como consta en numerosas bibliografías, el nacimiento de Olga Nilda Gugliotta Orozco había ocurrido en Toay, La Pampa, el 17 de marzo de 1920. A los 8 años abandona la provincia con su familia y se radican en la ciudad de Bahía Blanca (Buenos Aires).

Orozco escribe: “[..] mi casa, la única sobreviviente familiar que me queda. Cuando me fui de Toay, la encontré en cada casa donde viví. […] Dije ‘cuando me fui de Toay’ ¿Me fui del todo alguna vez? Toay es una puerta que se quedó abierta para siempre en mi memoria y por la que podía entrar a mi antojo para encontrar la fiesta o el sosiego” (en el Libro de Oro del Centenario de Toay, 1994).

No haremos un racconto de su trayectoria que ya es conocida por sus lectores, pero si algunas consideraciones de su obra y, por sobre todo, destacar algunas de las publicaciones que han surgido respecto a su poética y las influencias que ha tenido sobre otres artistas.

Tanto institucional como personalmente, Olga Orozco tuvo relación con la provincia y sus escritorxs con mayor asiduidad cuando se interesa en recuperar su casa (“La casa”), para transformarla en un espacio cultural. Comienza a reencontrarse con La Pampa en la década de 1990. Una de las intermediarias es la subsecretaria de Cultura Norma Durango, que no sólo está a disposición de la escritora sino que trabaja afanosamente en el objetivo de resignificar el hogar natal de Orozco. Es así que en 1992 se realiza la transacción y a partir de 1994 se abre como Casa de la Cultura de Toay, albergando al museo del pueblo y la biblioteca popular. Desde 2003 funciona como Casa Museo Olga Orozco, dedicado exclusivamente a su figura y su obra, además se halla en custodia su biblioteca personal.

Cabe destacar que presenta en su casa natal de la localidad de Toay su último libro publicado por la editorial Emecé en 1995, La luz también es un abismo; del cual dirá Rosario Bléfari: “contestación, segunda parte o reverso de La oscuridad es otro sol (1967)”. Esta actividad sucede un 17 de noviembre de 1995 (se reitera al día siguiente en el Consejo Deliberante de la ciudad de Santa Rosa), donde participa como presentadora la poeta y docente Dora Battiston, que es una de las más importantes investigadoras de la provincia de La Pampa que ha profundizado en las obras de Juan Carlos Bustriazo Ortiz, Juan José Sena y, también, Olga Orozco. En aquella oportunidad Battiston resaltó: “Aquella presentación fue un momento fuera de la realidad”.

El 17 de agosto de 1996 en el Auditorio “Juan Carlos Bustriazo Ortiz”, del Centro Municipal de Cultura de Santa Rosa, expone la conferencia “Oliverio Girondo frente a la Nada y lo Absoluto”. Invitada por la Asociación Pampeana de Escritorxs participa en octubre de ese mismo año en el XII Encuentro de las Letras Pampeanas “Profesor Ricardo Nervi”.

Más recientemente, APE colabora en la fundamentación del proyecto presentado por el Diputado provincial Eduardo Tindiglia, en donde se propuso declarar el año 2020 como “Año del Centenario del Nacimiento de Olga Orozco”, en conmemoración de tal acontecimiento. También es incluida en la cartelería del Paseo de los Poetas en el Parque Provincial Parque Luro, iniciativa de las Secretarías de Turismo y de la Mujer del Gobierno de La Pampa, y la Asociación Pampeana de Escritorxs.

INTERPRETACIONES DE OLGA OROZCO

Una obra excéntrica dentro de la producción poética de su época le otorgan un lugar particular en el campo de las letras nacionales. Integra la generación “Tercera Vanguardia”, de marcada tendencia surrealista además de destacarse en ella la influencia de los poetas místicos y los grandes poetas españoles del Siglo de Oro. Es autora de títulos ineludibles como Las muertes (1952), Los juegos peligrosos (1962), La oscuridad es otro sol (1967), Museo Salvaje (1974) y Con esta boca en este mundo (1994), que jalonan su trayectoria y la proyectaron a nivel internacional. Obtuvo el Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo en 1998.

Su poética ha sido estudiada por críticxs como Stella Maris Colombo, Juan Liscano, Elba Torres de Peralta, Cristina Piña, Julieta Gómez Paz, María Rosa Lojo, Graciela Maturo, Alicia Genovese (La doble voz. Poetas argentinas contemporáneas, Biblos, 1998; Eduvim, 2015) , Marisa Negri, entre otrxs, que son de lectura ineludible para quien quiera comprender la estética orozquiana.

Entre lxs investigadorxs provincianxs se destaca los estudios de Diana Irene Blanco (Olga Orozco. La jerarquía de la palabra, 2009 y Olga Orozco, Señora de la alta poesía, 2018), Dora Battiston (“Elementos de la doctrina órfica en la obra de Olga Orozco”, 1994 y “Olga Orozco: la filosofía como intertexto”, 2003), Raquel Miranda (“Continuidad del pensamiento antiguo en la literatura contemporánea. La inspiración órfica en los textos de Olga Orozco”, 2001), Sergio De Matteo (“Olga Orozco: una escritura desde lejos”, 2009, “Olga Orozco: entre la alquimia y Dios, 2019 y “Entre Dios y la memoria del tiempo”, 2019), Graciela Salto (“El fondo documental y bibliográfico de Olga Orozco desde un enfoque interdisciplinario”, 2017 y “Dedicatorias latinoamericanas a Olga Orozco: nexos, lecturas y afiliaciones”, 2019).

Los textos de la escritora, poeta y periodista pampeana han despertado el interés, también, de estudiosxs extranjerxs. En varias Universidades hay doctorados basados en su poética; por ejemplo Alejandro Arturo Ramírez Arballo de University of Arizona con la tesis “La poética de Olga Orozco como proyección estética del pensamiento moderno: un modelo de doble lectura (2008), Sarah Martín López de Universitat de Valencia con la tesis “Poesía y conocimiento en la obra de dos escritoras argentinas contemporáneas: Olga Orozco y Alejandra Pizarnik (2013); o posgrados de literatura como el de Ivette Silva Corona de Universidad Autónoma Metropolitana de México: “Susurros de lo inefable. Una reflexión sobre lenguaje, silencio y Absoluto en la obra poética de Olga Orozco”, 2001). También pueden citarse los artículos de Naomi Lindstrom, de University of Texas: “Olga Orozco: la voz poética que llama entre mundos”, 1985. de Edelweis Serra: “Exploración de la realidad y estrategia textual en la poesía de Olga Orozco” en Anales de Literatura Hispanoamericana, de la Universidad Complutense de Madrid, 1985, de Thorpe Running, St. John´s University: “Imagen y creación en la poesía de Olga Orozco”, 1987, de Melanie Nicholson: “From Sibyl to Witch and Beyond: Feminine Archetype in the Poetry of Olga Orozco” en Chasqui 27, mayo de 1998, entre otros.

Además, hay que destacar los libros de la Universidad de Guadalajara (México): Acercamientos a Olga Orozco, compilados por José Brú, publicado en 1998, de la Universidad de Sevilla (España): Olga Orozco. Territorios de fuego para una poética, bajo la dirección de Inmaculada Lergo Martín, 2010 y los dos tomos de la Universidad Nacional de La Pampa conjuntamente con la Editorial Teseo: Los juegos de espejos: Poética y subjetividad en Olga Orozco (Tomo I) y Médanos fugitivos: Poética y archivo en Olga Orozco (Tomo 2), compilados por Graciela Salto, Dora Battiston y Sonia Bertón, edición con estudios de especialistas del país y del exterior, a presentarse este año.

OTRAS INTERPRETACIONES DE OLGA OROZCO

En este apartado se debería destacar la revista Museo Salvaje, que es heredera de una publicación llamada Che. Artes y Culturas en Abya Yala. A partir del año 2001 reaparece con el título del libro de Olga Orozco a modo de homenaje y se edita hasta el verano 2010/2011.

En agosto de 2003 se estrena en la Escuela N° 5 de Toay el documental “Había una vez”, basado en la niñez de Olga Orozco. Es dirigido por los cineastas Silvio Tejada, Albertina Sales y Juliana Rodríguez Poussif. En un fragmento de “Había una vez” Orozco refiere:

“Había una vez una casa (no). Había en un tiempo una casa (no). Había en varios tiempos varias casas que eran una sola casa. ¿Era realmente una casa o era un espejo fraguado por los tres tiempos, de modo que cada uno era la consecuencia y el motivo del otro? Sì, como caleidoscopios o como en un yo circular a manera de cuarto de vestir, donde la que va a ser con máscara de anciana se probara la máscara de la que fue con máscara de niña, y viceversa y sucesivamente. La máscara de la que es, también, y que sólo se ve desde adentro, desde el revés de todas las máscaras confundidas en una, hasta que se devore eso que habitualmente llamamos rostro y se pueda ver quién es quien lo devora, y entonces supongo que comprobaré lo que sospecho: que no se es uno sino todos.

Pero ahora el tiempo es y aparentemente soy yo sola. En este momento en que voy a nacer, en que voy a regresar, el tiempo y la persona que son yo soy” (en La oscuridad es otro sol, 1967).

La actriz, bailarina y directora teatral Nadia Grandón dirige e interpreta “Cantora Nocturna” (2007) y “Con esta boca en este mundo” (2009), obras basadas en textos de la poeta pampeana Olga Orozco.

En septiembre de 2009 el director teatral Silvio Lang estrena en Buenos Aires la obra “Yo, Olga Orozco”, una experiencia visual y sonora.

También hay que resaltar algunas musicalizaciones de la obra de Olga Orozco, donde sobresalen los trabajos realizados por Pepe Marriot y Ada Blidner, sobre la base del poema “Desdoblamiento en más caras de todos” (Los juegos peligrosos, 1962), realizan la versión “Lejos, de corazón en corazón”, presentada en la Casa Museo Olga Orozco el 23 de diciembre de 2013.

El cantautor Juani de Pian resignifica en la canción “Nanni” a uno de los tantos personajes semimitológicos que recrea Olga Orozco en el relato “Nanni suele volar”, del libro La oscuridad es otro sol (Losada, 1967).

La cantante Guillermina Gavazza adapta el texto “Señora tomando sopa”, del libro Con esta boca en este mundo (Sudamericana, 1994), en la canción “Calesita”, con música del bajista Hernán Basso, y brillantemente interpretado por su grupo Guillermina & Los Planetas (Hernán Basso, Mauricio Ponce y Chelo Porcel).

MÁS INTERPRETACIONES DE OLGA OROZCO

Una mención para el trabajo de zapa que realiza Marisa Negri sobre la obra desperdigada en revistas y diarios de Olga Orozco. Una parte de esas investigaciones confluye en el libro Yo, Claudia (Ediciones en Danza, 2012), que comprende la obra periodística de Olga Orozco en la revista “Claudia” entre 1964 y 1974.

Otra línea corresponde a las ilustraciones, desde las ya conocidas de Raúl Soldi (Desde lejos, 1946); Juan Battle Planas (Las muertes, 1952); Enrique Molina (Los juegos peligrosos, 1962, y La oscuridad es otro sol, 1967); Paul Klee, fragmento de “El Niesen” (Mutaciones de la realidad, 1979); Valerio Peluffo y Olga Orozco, “cadáver exquisito” (Con esta boca en este mundo, 1994); Henry Peach Robinson, “Dormido”, 1867 (También la luz es un abismo, 1995); Edgar Degas, “Retrato de Helene Rouart” -detalle- (Últimos poemas, 2009);  hasta las más actuales de Lihüe Pumilla (Breviario I, 2013) y Gabriel Martino (Cantos a Berenice, 2015).

La actriz y directora teatral Fabiana Rey ha montado dos obras basadas en los libros de Olga Orozco: “Relámpagos de lo invisible” (2008) y “Las muertes” (2014).

En 2009 el director Marcelo Iaccarino estrena los documentales “Oficios”, “Infancia”, “Obra” y “Destino”, basados en una serie de entrevistas realizadas a Olga Orozco en 1998.

El escultor Rubén Schaap realiza la obra “OO” en 2018, una representación de Olga Orozco en hierro soldado forjado y amolado (Propiedad de Andrea M. D’Atri); que ilustra el artículo.

En el festival “Poesía Pampa Fest”, desarrollado en septiembre de 2019 en la sala “La Fantasma”, de la Casa Museo Olga Orozco, la directora teatral y actriz Silvina D’Atri, junto a Emilce Aimar, representan el poema “La cartomancia” (Los juegos peligros, 1962).

Y por último se destaca el disco Para ser otra, una obra extraordinaria que explora e improvisa sobre el universo poético de Olga Orozco, que graba la artista argentina Hebe Rosell, radicada en México, en 2008.

ALGUNOS POEMAS DEDICADOS A OLGA OROZCO

Más allá de los estudios sobre su obra y el fenómeno intertextual que puede identificarse, también otros poetas le han rendido homenaje por medio de la poesía misma. Francisco Madariaga, el criollo del universo, le dedica el poema “Olga Orozco”, incluido en su libro En la tierra de nadie (Ediciones del Dock, 1998):

“Cuando la conocí recordé de inmediato

el poema de Milocz que dice en una parte:

“la extraña muchacha de párpados

arcangélicos…”.

Después la vi muchas noches de canciones

y de sueños, despedirse de los amigos y partir,

en delicadas y misteriosas volantas,

hacia los arenales de la Pampa.

Se alejaba -y se la aleja siempre- como

una esmeralda negra y solar de la independencia

frente a toda capilla literaria.

Estoy seguro de que, cuando viaja, le dice

a su postillón que debe hacer atravesar -sin

miedo- a la volanta por esa Oscuridad Otro Sol

de su fidelidad absoluta a la poesía”.

La poeta Ana María Mayol desde un acápite de Olga Orozco (“Lamento de Jonás”, en Museo Salvaje, Losada, 1974), que funciona a modo de intertexto, edifica el poema “Cuerpo tomado”, de su libro No se trata de mí (Ed. El Mono Armado, 2011):

“Soy mi propio rehén

el pausado veneno del verdugo

el pacto con la muerte”,

Olga Orozco

Soy mi propio rehén

testigo de lo atroz

protagonista de esta obra mía

Soy cada palabra que no he escrito

cada poema plasmado en los insomnios

cada silencio precipitado hacia el mar

La fuga permanente desde mi misma

Soy mi propio rehén 

poblada de desiertos sed y sal

de fachinal grisáceo

de caldenes 

y aromos floreciendo 

en el patio de la infancia

Soy ese punto ciego en el espacio

que te detiene un segundo

despojo 

escombro del olvido

torbellino que rescata pasiones 

en el fuego

arrebata a la lluvia su murmullo

conozco 

la prisión de lo inasible

mi sombra a veces 

transmuta golondrina

la obstinada presencia

 del amor en los ojos

el roce inconfundible 

de una mano en el alma

Me he desterrado a veces

 en la tristeza 

otras 

he caminado hacia mi propio abismo

he muerto en soledad con otras solas

he surcado sus cárceles 

sin testigos ni juicios

sorteando emboscadas  

que me tendió la muerte

Soy mi propio rehén 

llevo este cuerpo tomado por la luna

lleno de noche y sombras

me reconozco en otras 

como un espejo

como si yo no fuese  

más que el pretexto

Soy mi propio rehén 

en la memoria

La Subsecretaría de Cultura de La Pampa y la Municipalidad de Toay convocaron en 2013 el Certamen Federal de Poesía “Casa-Museo Olga Orozco”, con un jurado integrado por Diana Irene Blanco, Bruno Di Benedetto y Alicia Genovese, y con la propuesta de aludir al universo poético y simbólico de la autora pampeana, siendo premiados Águeda Franco, Fabián O. Iriarte, Mónica Scheinsohn, Marisa Negri y María Daniel Pascual. De la serie “Maneras de ser otras” (1° Premio), correspondiente a Águeda Franco, también incluido en su libro Raspando los días (Ediciones en Danza, 2017), seleccionamos “La pequeña Gugliotta”:

la chica de Gugliotta

habla una lengua extraña con los pájaros

                                    con los seres de alas

los ojos azorados por visiones

en el falaz paraíso de la infancia

taciturna levita

es Darvantara     Griska     Matrika Doléesa

nombres para los rostros que la asumen

cuando juega a ser otra

                                                           a ser distinta

            qué mensajeros ve que nadie los registra

            dónde el azoramiento de sus ojos

la chica de Gugliotta

mantiene relaciones con el mundo secreto

escarchada en el fondo del pozo

se asoma para verse

triza su cara el balde

                         pasa horas

en a contemplación de sus retazos

emisarios de mundos subsumidos llegan a su llamado

disimulados en ratones     escarabajos  o  libélulas

secretean con ella

                                           parten raudos

a llevar sus mensajes de tintas invisibles

la pequeña Gugliotta

desciende alucinada

los peldaños de miedo de los sótanos

una vela en su mano parpadea

en camisón por las cornisas

es la menuda equilibrista entre las claridades y las sombras

callada niña rara

habla el idioma de los pájaros

tiene un lunar de oro entre los ojos

            marca de los que fueron elegidos

por el azar por la desgracia por el fuego perpetuo

que arrasa el corazón y no se calma

seña de una metamorfosis

entre el encantamiento y la tragedia

alguien trama los hilos de esta vida

que en las arenas de Toay

arde confusamente

chica inclasificable la Gugliotta

parpadea y las arañas tiemblan en sus telas

mojadas de un rocío de infinito

una vida no alcanza

para sus múltiples vidas escondidas

exploradora pálida

de mundos subyacentes a este mundo

la poesía la salva

                                    la condena

El poeta salteño Carlos J. Aldazábal le dedica el poema “Debo estudiar francés”, que integra el libro Las visitas de siempre (El Suri Porfiado Ediciones, 2014):

Olga Orozco preparó un arrollado

  bañado en chocolate

y vino Miroslav, que es cocinero,

      a la hora del té.

También estaba yo, poeta inédito

  incapaz del francés y el galicismo.

El rito comenzó con la vajilla.

“Leeré en el futuro las llaves del abismo

para saber qué puertas nos tocarán en suerte.

Qué casas cruzaremos, qué portal venturoso,

qué llanto inagotable hablará en las gargantas”.

No recuerdo el pronóstico.

Pero sí su paciencia,

la mágica infusión de su voz poderosa.

Y el “estudie francés” imperativo

                que siempre descarté.

El domingo pasado tuvimos otro encuentro.

Pero estaba en La Pampa:

un museo de infancia que ahora es Olga.

Ahí viven sus libros (incluyéndome a mí),

y sus plantas, sus piedras.

Y además Berenice maúlla en tono bajo

                 profiriendo ladridos.

Ella se preocupó por explicarme

                        (esta vez sin rodeos)

cómo la muerte juega en los jardines

y los portones crujen

cuando suenan pavanas y milongas.

Y el llanto comenzó como gotera,

y no quiso parar hasta vaciarme

el poco mineral que hay en mis huesos.

Olga me consoló con galletitas y un pocillo de mate.

El llanto no cesó.

Aunque leo francés no puedo hablarlo

 y no puedo nombrar

                     con esta boca

                     en este mundo

desde esta pena.

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Descripción del Autor

Sergio De Matteo

(Santa Rosa, La Pampa, 1969). Poeta, ensayista y periodista cultural. Ha publicado las plaquetas Soles violentos (1995); Absurdo / Absoluto (1996); y los libros Ozono (1997); Criatura de mediación (2005); El prójimo: pieza maestra de mi universo (FEP, 2006) y Diario de navegación (2007). Es presidente de la Asociación Pampeana de Escritores y dirige el programa radial “El estado de las cosas”.