Presentamos una selección de poemas de los ganadores del Premio Nacional Bustriazo Ortiz, organizado por la editorial el suri porfiado con motivo de sus diez años de vida.
Se trata de Agustín Mezzini, quien obtuvo el premio y cuyo libro El cielo no termina de quemarse está pronto a publicarse, y de las dos menciones que otorgó el jurado: Mariano Caelli por El ciprés de mis penas y Theo Rubel por Memorias del esperero.
Poemas de Agustín Mazzini (primer premio):
Prólogo
Este libro se recordará como el cajón pequeño
donde el autor guardó las manos que desordenaban su vida.
Su corazón oscuro dice “en estas páginas
una casa se derrumba”, y un perro ladra
para espantar su propio reflejo en la pared.
El mensaje viaja rendido en una botella:
la palabra siempre es la marea.
*
Apología de la tarde
A Ornella Falcone,
donde quiera que esté
ORNELLA: A mí te trajo la locura
de buscar un beso en otro beso,
las partes más felices de los días
en un traje vacío, en tierra seca,
en los mensajes sin contestar del celular.
AGUSTÍN: En el amor queda sin beber
un vaso de vino, jardines con ángeles de mármol
vomitando agua artificial para siempre.
ORNELLA: Todo está igual menos la que fui:
ella sigue conversando, a las puertas del quizá.
AGUSTÍN: No digas nada y tocá el silencio.
Escuchá palpitar las vidas
que viven dentro de mi vida.
*
Babel
Babel, una película de González Iñárritu
Hoy, que mis emociones trabajan para el pasado
y las fotografías de mi corazón son descoloridas
aunque retoque la luz o balancee sus sombras,
entro de rodillas a las cosas que besaste
y pinto con aerosol las paredes de sus habitaciones
donde sólo se oyen el piano y los violines de Babel,
el trazo ciego de la mano que toca los relojes muertos.
Todo aquí pertenece al romanticismo del desastre.
Aquí, amor y tristeza son un solo ser agarrándose de la mano,
saliendo de clases, envolviendo en servilletas de cafetería
ese poco tiempo que pasan juntos.
Hoy, que mi vida está tirada por ahí y me animo a usarla,
los que vivimos en las cosas que besaste, cargamos la derrota
como piedras (no contamos con espadas, jornal, valentía
o paciencia para esperar milagros: fumamos la ansiedad
bajo la música donde bailan mil trajes vacíos)
esperando a que el lenguaje se crispe
y caiga el rayo del ángel exterminador
para destrozar los sucesos de lo no sucedido.
¿Alguien será capaz de tocar el nuevo idioma que amanece?
*
Balada del ragging bull sobre el escenario
En el centro de la escena
el boxeador en blanco y negro. Salta,
apunta al pecho de la nada
sin dejarse intimidar por el vacío.
Golpea.
Las gotas de sudor oscurecen el ring.
“Hijo”, le dijeron. “Hijo,
naciste para campeón”. “Hijo,
hay cosas más dolorosas que la muerte”.
Scorsese graba la batalla
cumpliendo la regla de los tres cuartos
y el silencio se queda quieto: LaMotta baila.
Hace rato le quebró los huesos al aire
pero igual sigue, mandíbula apretada,
guantes, uno-dos, y un eco respira.
Su única batalla siempre es contra el espejo.
*
Manicomio
Homenaje a Leopoldo María Panero
Sabiendo a la locura un animal escondido tras la maleza,
descansando al acecho de lo profundo del hombre,
él la hirió como cazador a ciervo,
como flecha de pureza letal a la mujer
que da a luz sin ver el gemido
detrás de la ventana del castillo. Panero,
los eunucos frotan los huevos que no tienen
contra el rostro de la amargura. Eso todos lo saben:
tus doncellas, tus prostitutas, este sentimiento
que agranda la soledad y contamina
la palabra. Lo que desconocen
es ese fuego que no es fuego
sino llama fría
(la vida usó tus versos para decirlo)
en el centro de un animal resplandeciendo,
en el centro de su nido meado solamente por vos.
Agustín Mazzini (Buenos Aires, 1993) es poeta, estudiante de la Licenciatura en Artes de la Escritura en la Universidad Nacional de las Artes (Buenos Aires) y de la Cátedra abierta de poesía latinoamericana en la Universidad Nacional de San Martín (Argentina). Ha ganado el primer premio del “Concurso Nacional Homenaje a Jorge Luis Borges” de la Fundación ProArte con su libro Los pantanos de la incertidumbre (sobre el artista y su oficio) en el año 2015 y el Premio Nacional de Poesía Joven “Bustriazo Ortiz” en el año 2017 con El cielo no termina de quemarse (Suri Porfiado, 2017). Ha publicado poemas y entrevistas en diversos medios de Latinoamérica y fue incluido en las antologías argentinas Apología. Volumen 2. (Letras del sur, 2015), Buenos Aires respira poesía (INCAA, 2013), la argentino-española Orillas.
Poemas de Mariano Caelli (mención):
Algo del miedo
al amor crea.
Como lo brillante
que de opacidad adolece
no deslumbra.
Lo que en sí lleva
fragmentos de ausencia
de duda y flagelo,
(amor por sí solo)
no es
ni sabe perdurar
sin algo
de acogida
tristeza.
*
No detiene,
acompaña.
Mis angustias
abrazan livianas.
La nostalgia alenta mi caminar
suaviza al enraizarlo
el ciprés de mis penas
reverdece la vida.
*
Latente
presa aún del peso
la flor
contenida en semilla
ya no se precipita en germinar.
Sabe que brotó
tantas otras veces viva.
*
Elijo el silencio
nueva música
a permanecer
tapado en lo negro
de esta disonancia.
No veo marcas,
indicaciones.
Creo que nadie escribió mi partitura.
*
Dejar mi corazón a la intemperie
que tome color
expuesto al ruido y a los mosquitos.
Que otras lo admiren en sus contracciones.
Posarlo sobre papel metálico
y envuelto en film
para evitar malentendidos
y que se rían
y tengan el pudor
de fotografiarse con él
dejándome a mi fuera del cuadro.
Mariano Caelli nació en Vicente Lopez, povincia de Buenos Aires, el 15 de noviembre de 1992. Estudió en la “Escuela de Música Contemporánea” y se recibió de la carrera de Músico Profesional. Es compositor, arreglador, poeta y docente de guitarra e iniciación en su taller musical La Cuerda Pulsada. Incursiona en la poesía a través de las letras del folcklore y el tango. En el 2016, luego de grabar su primer disco de tangos, milongas y valses con el Dúo Rante, empezó un taller de poesía con Gisela Galimi . El ciprés de mis penas es su primer libro de poemas, inédito.
Poemas de Theo Rubel (mención):
Sobre la poesía
¿Qué sabe el bizco
del recorrido silencioso de su ojo?
¿Desvío de la belleza a su no ser,
tábano huido de dulzura?
Cuando mira el bosque su ojo
es un estero verde
un calambre de pintor.
Escribir la elipsis de esa mirada
es escribir poesía: a veces
de un parpadeo
el bizco prescinde de las formas
y anda la palabra.
*
Malditas costumbres
Lo que le falta es
nosotrear la noche, un poco bastante.
Pisar al amor en un ciempiés
remover quetefuistes en los prados del dolor,
no es tarea sencilla:
el tan bípedo desanda el camino
dando vuelta las piedras y son tristezas
donde se deja tropezar, malditas costumbres.
¿El olvido de una mujer
cuántas mujeres tiene?
se pregunta y recuerda a todas
menos a la que
una tarde le prometió otra tarde
y adiosó mucho, un poco,
bastante esa mujer,
y le ofreció un abrazo para perder el rostro.
*
Otoño
Recojo paciencia
de mi cuerpo atravesado por
una idea o una mirada
una idea mirada dulcemente
como el vértigo de tu frente en alto
¿Desplumo un pájaro si soplo
el aire de tu boca
y ternúrale el pico
y tiémblame el alma?
Tu beso como consuelo del tiempo
como una parte perdida del labio
que roza lo extraordinario o al menos
decanta
mi nombre en incomprensible
¿Distracciones de la muerte
es decir, recortar el domingo del calendario
hacer un avioncito de papel de un ala
verte dormida?
Un día de estos
-no un día cualquiera-
voy a soplar el aire de tu boca
y cerrar los ojos
como un nido meciéndose en la rama.
a Gina
*
Monólogo de caracol
Soy la herencia del Tiempo.
En algún lugar de la espiral están
los rugidos del mar que olvidé. ¿Mi estela?
Adioses ajenos que la lluvia borra.
Soy la herencia del Tiempo
como el viento el ademán del aire de ser eterno.
Quien me pise o eche sal sólo tendrá
restos de coraza
sedimentos de espera.
*
Anunciación
Ahí te veo
apretando la memoria entre los párpados
apretando tu nombre
hijo dolor compañeros,
arriero de las sombras sin cuerpo que van
a tus ojos, cóncavos de tanta vidamuerte
sombras retenidas
en tus ojos cerrados, dos puños contra el olvido
pero dónde estás
dónde estás, Julio
los argentinos tienen que saber,
desaparecido
muy presente, tu sombra palpita
en nuestros ojos.
Theo Rubel nació en Buenos Aires en 1998. Estudió en el colegio María Claudia Falcone y en el I.V.A (Instituto Vocacional de Arte). Es baterista del trío Ácropo y vecino-actor del grupo de Teatro Comunitario Alma Mate de Flores. Recibió en 2016 el 1er Premio de Poesía en el marco del Congreso Internacional de Rubén Darío, organizado por la UNTREF.